B. UN SOTERRAMIENTO INDIGNO

Matar moscas a cañonazos: una obra innecesaria y destructiva

El soterramiento del tráfico rodado entre los actuales Jardines de Pereda y el mar no está justificado en necesidades objetivas de la ciudad. Antes bien, del análisis funcional realizado se concluye que es una acción innecesaria y contraproducente porque consagraría el tráfico de paso por la primera línea.

Es una intervención claramente insostenible medioambientalmente pues genera un consumo continuo de electricidad día y anoche (alumbrado y bombas de achique) y un aumento del consumo de combustible de los vehículos por las rampas de subida. Además, como todo túnel, debe contar con vigilancia remota día y noche. En definitiva, un coste extra y constante de mantenimiento a cargo del Ayuntamiento las 24 h del día todos los días del año.

Y de ejecutarse el diseño presentado resultaría peligroso y cutre, en definitiva, indigno de Santander.
Veamos por qué.


Una solución obsoleta, innecesaria y lesiva para Santander

Lo de soterrar una calle -aparte de ser muy caro de inversión y mantenimiento- simplemente ya no se lleva en ningún sitio. Ya lo ha dicho Julio Pozueta (ingeniero de caminos y profesor de la Escuela de Arquitectura de Madrid  (ver artículo del 08/01/2012). Según Pozueta, la solución de soterrar "no es sólo antiestética, creadora de nuevas barreras y un foco de contaminación: es anticuada y tendrá efectos muy negativos para el futuro de Santander. Su principal efecto será confirmar, e incluso potenciar, que una de las principales arterias de circulación de Santander recorra su borde marítimo, el lugar sin duda más bello y de más significación histórica de la ciudad, separándola del mar".

Efectivamente, al construir el túnel, lo que se está haciendo es mantener y potenciar el lesivo tráfico de paso, garantizando que lo tendremos siempre en primera línea. El túnel evitaría que el Centro Botín tuviera discontinuidad entre él y los Jardines, pero al  mismo tiempo incrementaría el efecto barrera del tráfico de paso en el resto del Frente Marítimo.

Es una operación extrema que sólo se justifica en casos dramáticos donde no pueden coexistir los tráficos motorizados como, por ejemplo, la calle Burgos. Pero si se dispone de una anchura tan grande se pueden compatibilizar sin ningún problema todos los tráficos y paseos peatonales. Con tráfico urbano calmado es una excelente solución y nuestras ciudades están llenas de buenos ejemplos de avenidas si son suficientemente anchas: sin ir más lejos, el propio Paseo de Pereda.

Es falso dilema de la necesidad de eliminar el vial de tráfico rodado que "separa" los Jardines de Pereda del muelle queda de manifiesto en la siguiente infografía municipal. En ella no sólo se observa un nuevo paso de peatones sino que dada la amplitud de los espacios el tráfico no molesta y queda cómodamente integrado en el conjunto de los espacios libres públicos.

Propuesta municipal para el muelle de Albareda en 2007. Obsérvese el nuevo paso de peatones que el Ayuntamiento ya preveía pero nunca ejecutó.
El problema del efecto barrera no es relevante y se resuelve muy fácilmente mediante ls instalación de pasos de peatones suficientes.


El motivo oculto: el edificio no cabe ni siquiera volándolo sobre el mar

La realidad es tozuda, pero los promotores y diseñadores de este Centro Botín no lo quieren ver. La cuestión de fondo es así de simple: un edificio de este tamaño no cabe en el muelle de Albareda. Utilizan la estratagema de volar el edificio sobre el mar para alejarlo de los Jardines de Pereda y así intentar darle un poco de aire. Pero, aún así, el enorme volumen del edificio se impone desde todas de las perspectivas urbanas (y que en este blog encuentran una clara demosatración).



El verdadero problema: no hay pasos de peatones suficientes

Entre la Estación Martítima y el muelle de Calderón (en 540 m) sólo hay un paso de peatones ( !!! ) para acceder a los muelles, el de la Grúa de Piedra. Además, su fase semafórica para los peatones es muy corta en comparación con la de los coches. Se trata de una distancia excesiva entre pasos peatonales y es la causa principal de la sensación que tienen los caminantes de que el vial del muelle es una barrera que impide o dificulta el acceso al paseo del muelle.

¿Tan difíicil es construir un paso más frente a la plaza de Alfonso XIII?

Distancias entre los pasos de peatones del entorno de los Jardines de Pereda.


Estrangulamiento del paseo del muelle

Uno de los aspectos que se esconde tras la falta de referencias al estado actual es que aparte de soterrar la vía de tráfico se altera íntegramente su trazado. Esto, que es evidente en el arranque de la rampa oeste (Alfonso XIII), no lo es tanto en el de la este (Grua de Piedra). Y es que en este extremo se produce un hecho inquietante: el trazado de la rampa está girado hacia el sur de tal forma que el paseo peatonal del muelle queda estrangulado hasta menos de la mitad de su anchura actual a la altura de la Grúa.

Así quedaría el amplio paseo actual a causa de la rampa del túnel. El paseo enfocaría y acabaría en el Centro Botín ¡Todo a mayor gloria de un edificio privado! (ver foto de estado actual en "Desde el este de la Grúa").

Planta del exterior del edificio con el estrangulamiento del paseo del muelle
Aquí se produce además otro efecto negativo y peligroso: la rampa de subida acaba casi en la rotonda por lo que sistemáticamente habrá una cola de vehículos esperando en la rampa cuesta arriba, arrancando en 1ª marcha , volviendo a arrancar, etc., con el consiguiente incremento del ruido y la contaminación.


Un túnel peligroso

El trazado del túnel presenta varias disfunciones que lo harán no sólo incómodo sino peligroso debido a los bruscos cambios de dirección y rasante.

Replanteo del túnel (en naranja) sobre la ortofoto.
Secuencia de puntos conflictivos (en sentido a Puerto Chico):
1) Entrada con curva a la derecha más cambio de rasante hacia abajo.
2) Curva a la izquerda con cambio de rasante a horizontal.
3) Acceso de entrada y salida al sótano del Centro Botín en pleno túnel
4) Salida con cambio de rasante con ceda el paso a la rotonda con escasa visibilidad. Es previsible la existencia de cola de espera en plena rampa de subida, con el ruido y puloción que implican los continuos arranques en cuesta.

Secuencia de puntos conflictivos (en sentido a Varadero):
A) Salida con curva a la derecha más cambio de rasante hacia arriba.
B) Acceso al aparcamiento de Alfonso XIII en plena rampa.
C) Fin de la rampa con curva a la izquerda con cambio de rasante a horizontal.

Fotomontaje de la salida con cambio de rasante hacia la rotonda (ver vista nº 12). La brusquedad del deslumbramiento junto con la aparición de vehículos cediendo el paso en la rotonda genera un punto conflictivo mal resuelto por la falta de espacio. Una vez más se manifiesta que el apelotonamiento de elementos que propone la Fundación Botín no cabe en este lugar.






Un trazado para el despiste

Curiosamente, las dos entradas al túnel están enfocadas hacia el edificio. En particular, desde la entrada oeste, los conductores tendrían así la falsa impresión de que el túnel va a pasar bajo el edificio, pero luego se encuentran con la sorpresa -en pleno subterráneo- de que el túnel gira:
El soterramiento del tráfico de primera línea es una pésima solución para el paisaje urbano de Santander.